martes, 24 de enero de 2012

OBEDIENCIA Y PREMIO

                        

Hay mucha claridad, en cualquier texto bíblico que se quiera mirar con pureza y discreción (sin tratar de que diga lo que alguien pueda desear arbitrariamente que diga), y aceptando limpiamente lo que dice sin más interpretación adicional innecesaria. Para ello hace falta conocimiento, pues el libre examen por cualquiera, ha traído multitud de herejías.

Añado (no minuciosamente) algunos textos que tienen que ver con la palabra codicia, para que cualquiera pueda penetrar mejor en su significado. Tampoco pretendo ser muy exhaustivo, con el fin de hacer este tratadito lo más breve y asequible que sea posible.

Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Yahvé tu Dios tres veces en el año. (Éxodo 34,24).

No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. (Deuteronomio 5,21).

Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Yahvé tu Dios; (Deuteronomio 7,25).

Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5,28).

¿Qué diremos, pues? ¿La ley, es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. (Romanos 7,7).

Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás; no dirás falso testimonio, no codiciarás y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Romanos 13,9).

La ley del amor arrolla invariablemente todo mandamiento, y lo rebasa con insólita elegancia. Concluyo pues, para no extenderme demasiado, afirmando que entiendo que la persona que no quiera, no será convencida por mucho testimonio y prueba que exponga aquí.


Por otra parte, este tratado solo pretende exponer ideas, y dejar que cada cual tome sus decisiones en consonancia con su conciencia y las enseñanzas que haya recibido.

Hacer de teólogo infalible, es un ejercicio en el que no pretendo ni me siento llamado a entrar, cual consumado rabino. Y repito que la opinión contraria, divergente y matizada, es también respetable siempre que se demuestre. Las intenciones de cada cual, solo las conoce Dios.

Conozco perfectamente que lo que escribo interese a pocos, porque pocos están en la dirección de Dios. Decía mi dilecto poeta D. Antonio Machado.

No desdeñéis la palabra
El mundo es ruidoso y mudo
Poetas; solo Dios habla.


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