martes, 20 de marzo de 2012

VEJACIONES Y OTROS MODOS DE MALOS TRATOS


Bien es verdad que son una sola carne, como se dice taxativamente en la Escritura, por boca del mismo Jesús. Otros dicen que por causa de fornicación pueden separarse los matrimonios, (aunque también se dice, que el texto que avala esa tesis, es una adición). Esto resulta muy peligroso pues la inerrante Escritura no puede ser puesta en duda a conveniencia.


Otros dicen que si uno de ellos se va (el incrédulo; de otra forma no se entiende como un auténtico cristiano, deja su hogar y su familia), el otro queda libre para casarse con tal que sea en el Señor. (1ª Corintios 7:39)


Esto dicen, los más cercanos a la tesis de la imposibilidad del casamiento nuevo de un cristiano/a divorciado, abandonado, maltratado, etc. Los otros dicen que, simplemente, la disparidad entre caracteres no hace posible la convivencia, por el detrimento en la estabilidad, ejemplo, educación y porvenir de los hijos, etc.


Grave decisión a tomar, entre los que defienden a capa y espada la no posibilidad, y los que aducen que en determinados casos, la necesidad y las circunstancias, obligan a pensar en establecer un nuevo hogar.


Hogar en el que no existan los impedimentos innumerables que se aducen (con razones poco menos que irrefutables), para el normal desarrollo de los hijos y el testimonio ante los demás. Seguimos hablando de “cristianos”


Hay congregaciones que, como anteriormente he dicho, pretenden que si hay engaño de principio, o cualquier otra forma de proceder similar, el enlace espurio deviene en fornicación, y que el matrimonio carece de legitimidad, pues es un caso de fornicación puro más o menos prolongado y aparentemente legitimado.


¿Quién entre los hombres descifra tan ocultos motivos, con justicia y pleno conocimiento? Ni siquiera los mismos pacientes de estas enfermedades espirituales son capaces, en la mayoría de las ocasiones, de discernir claramente su situación.


Sobre estos temas se pueden proyectar (y todos proyectan) muchos  claroscuros, muchas luces y muchas oscuridades. Hablaré muy brevemente, y cada uno se tome su tiempo de reflexión y estudio, sobre todo de la Escritura, y de lo que tantos sabios y santos hombres han escrito sobre estas cosas.


No quiero abundar en ejemplos que todos conocen. Abandonos, malos tratos, persecución, amenazas, desprecios, y todo el catálogo que hombres y mujeres viles, perpetran contra sus cónyuges, a los que tratan mal, sin pizca de conciencia, y del que hacen víctimas a los hijos, y a toda la familia en general directamente o por repercusión. Los llamados “daños colaterales” que tan terribles son.


Tropelías, desenfreno, acosos de toda índole, palabras de desprecio, ironías, negarse al otro, y un cúmulo de actos que se perpetran entre cónyuges, son también violencia de la peor especie.


Las peores y más insoportables e injustas heridas, las causan esta clase de violencias, perpetradas como «jugarretas que no tienen importancia». Pequeñas represalias buscadas que no son pequeñas para el que las sufre, sino para el que mira estas cosas como bagatelas, porque hasta que a él o ella, personalmente no le llegan, no sabe valorarlas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario